martes, 11 de octubre de 2011
Estar enamorado: el idilio
lunes, 4 de julio de 2011
GRUPO PLAZA: un monopolio que perjudica a los pasajeros
Que dejen de tomarnos por idiotas.
Bien sabido es, que desde hace unos años el precio de los pasajes para viajar a medias y largas distancias ha aumentado considerablemente, cada dos meses. Hoy, un pasaje en un coche Semicama, desde Villa María hasta Buenos Aires (Capital Federal) tiene un costo de $175. Pero el motivo de este escrito no es poner en evidencia sólo el aumento en los precios, sino también, el decaimiento en la calidad del servicio que se ofrece a los viajeros.
Desde que el GRUPO PLAZA ha monopolizado casi todas las líneas de transporte, la calidad ha disminuido de una forma irrespetuosa. Actualmente, casi todas las empresas que trasladan pasajeros hasta Buenos Aires ofertan a los clientes los servicios propios y los de las otras, que antiguamente, eran de la "competencia". Por ejemplo, si vamos a una boletería de CHEVALLIER, no sólo nos ofrecen viajar en los coches y horarios propios de esta empresa sino además, en los de ENCON, FLECHA BUS, MERCOBUS, PLUS ULTRA, URQUIZA y SIERRAS DE CÓRDOBA. Y lo mismo sucede si nos dirigimos a cualquiera de los puntos de venta de dichas empresas: todas venden todo. Sólo EL PRÁCTICO, ha quedado fuera de este grupo de transporte y es por eso que se diferencia de todo el resto en cuanto a calidad.
Si se dirigen a la página del GRUPO PLAZA, podrán ver que el detalle de las comodidades que ofrece es engañoso: los coches son viejos y sucios, no cumplen con las normas de salubridad y confort, no dan a los pasajeros un snak, los asientos están rotos, las unidades no salen a horario y exceden la velocidad máxima permitida.
El domingo 3 de julio, yo tenía pasaje en un servicio Semicama de la empresa Plus Ultra para viajar a Retiro (Buenos Aires), cuyo costo era de $175. El horario de partida estaba pactado para las 23:45 hs y debía llegar a destino a las 6:40 hs del día siguiente. Viajaba acompañada por dos personas más, por lo que elegí tres asientos que aparecían en el plano de la computadora alineados, uno al lado del otro. Los tres números pertenecían en teoría, a la anteúltima fila de la planta de arriba.
Finalmente, llegó la unidad de transporte (COCHE Nº 1770 de PLUS ULTRA): una verdadera chatarra. Tuvimos que subir por la puerta del chofer, porque la otra estaba rota. Si, rota, inhabilitada, CLAUSURADA. Le habían puesto cinta y unos cartones para que no se filtrara el aire (en la foto de abajo podrán verla). Cuando subimos el panorama fue peor aún: nuestros asientos estaban ocupados por gente que debía viajar en el piso de abajo, y que había sido cambiada de lugar debido al desperfecto de la puerta. La numeración de los asientos no se correspondía a la que yo había visto en el panel de la computadora, y es más, uno de los números no aparecía en ningún lado porque las dos últimas filas del coche no estaban numeradas. Le preguntamos al chofer en dónde debía ubicarse el que había quedado colgado y simplemente dijo: “en cualquier lado”. La unidad estaba sucia, mi asiento no se reclinaba, entraba aire frío desde afuera y encima nos mataron con el aire acondicionado. De más está decir que llegamos a Buenos Aires con una hora de atraso. Pregunta: ¿Para eso pagamos $175? o ¿Ese tipo de servicio vale $175? No me jodan.
Nos están tomando por idiotas y nadie dice nada. El costo del servicio aumenta y la calidad baja raudamente porque no invierten en ningún tipo de mejora. Los coches son un asco. ¿No es hora de que hagamos valer nuestros derechos?
No viajemos más en ninguna empresa del Grupo Plaza: ni en MERCOBUS, PLUS ULTRA, URQUIZA, CHEVALLIER, SIERRAS DE CÓRDOBA O ENCON.
¿Y en qué viajamos? En EL PRÁCTICO. Hay dos servicios de esta empresa que viajan a Buenos Aires, en los que se ofrece al viajero una bandeja con 2 sandwiches, un alfajor y una gaseosa. Son dos coches Semicama, uno sale a las 21:30 hs y el otro a las 22:15 hs. Esos servicios son buenísimos, pero hay que sacar los pasajes con anticipación para conseguir un lugar. Como verán, todavía queda una alternativa excelente y más económica antes de elegir un servicio Cama.
Perdonen mi fanatismo, pero estoy cansada de que me tomen por idiota. Contribuyan junto conmigo para que dejen de cagarse en los clientes. Difundan esto y en lo posible, no viajen en estas empresas. Por algún lado se empieza, ¿no?. Quién sabe, quizás logremos algún cambio.
Esta es la foto del colectivo con la puerta rota
NOTA: el Grupo Plaza está en la mira. Consulten esta página y entérense de más irregularidades.
viernes, 17 de junio de 2011
Ponele buena onda al período menstrual....... ¡¿Me estás jodiendo?!
jueves, 5 de mayo de 2011
Lucas habla sobre "Los que la ligamos de arriba"

- Lucas… me tenés que hacer un favor, pero tu mamá no se tiene que enterar…
Las palabras que dijo y el tono que usó, más que a “favor” sonaron a amenaza, y en una fracción de segundos me vi obligado a acceder al pedido sin conocer aún, de que se trataba todo el asunto. Medio que no me dejó opción, o al menos yo sentí eso con la frase clave “me TENÉS que hacer un favor”. La situación continuó con la descripción del pedido:
- ¿Viste que el sábado que viene se casa Raulito? El pibe nuevo de mi trabajo…
- Aha…
- Con tu mamá estamos invitados…
- Aha…
- Bueno, hay que hacerle una despedida de soltero…
- Aha…
- Y me encargaron a mí la organización de la fiesta…
- Aha…
- Y acá es donde entrarías en acción vos…
- ¿Yo? ¿Por? ¿Querés que me cuente un par de chistes? Ja ja ja…
- No, pavo… necesito que me ayudes a buscar la “frutillita del postre”, el “broche de oro”, la “joyita de la noche”… ¿Entendés?
- No…
- Una mina!!! Necesito que me ayudes a buscar una mina… una de esas que bailan y animan las fiestitas… ¿Entendés ahora? ¿O te lo tengo que escribir?
“Uhhhhhhhhhh”, pensé, “mi vieja me va a matar”. Estaba en una encrucijada casi de vida o muerte, pero por esa cosa de “padre e hijo”, me pareció una forrada decirle que no… y acepté.
- Bue, decime que tengo que hacer.
- ¡Grande, Luquita! Yo sabía que no me ibas a dejar solo en ésta… hijo ‘e trigre me saliste…
Sacó del bolsillo una hoja de diario doblada y la desplegó ante mí. Tenía marcados un par de clasificados que decían (copia textual, fíjense en las mayúsculas, allí es dónde está puesto el énfasis en cada uno):
1- “SOLO PARA FOGOSOS, MOROCHA simpática – Masajista – Ex promotora COM-PLE-TI-TA” (pregunta: ¿Com-ple-ti-ta?)
2- “SOFIA: bikini open, bonita, JOVENCITA y elegante. Mucho placer, para hombres exigentes. Todo sin apuros. Cariñosa y lo más lindo: ESTRECHITA. Llamame y vas a ver”(pregunta: ¿Estrechita por donde?)
3- “AMIGUITAS CALIENTES. Sin apuros, te damos masajitos por el máximo placer hasta la última gota!!! Lindas, HIGIÉNICAS, fiesteras!!” (pregunta: ¿Higiénicas con olor a Espadol?)
4- “YASMÍN: MOROCHA, 100 65 98 (medidas). ESTUDIANTE. Solo para exigentes. ¿Vos te vas a animar a conocer el placer entre el cielo y la tierra?” (dos preguntas: ¿Estudiante, eso importa? ¿No será mucho placer? A no cagarse para cumplir expectativas, eh…)
- ¿Y, Luquita? ¿Cuál te parece mejor a vos?
- Y, que se yo, Alberto… la última me da intriga… Llamá a esa.
- Cómo “llamá” a esa… Vos la vas a llamar…
- ¿Yo? Tas loco vos… Dale, Alberto, dejate de joder.
- Dale, Luquita, es lo último que te pido… dale…
Otra vez, otra encrucijada… y de nuevo acepté. ¿Quién me manda a hacerme cargo de las boludeces de mi viejo? Fuimos silenciosos hasta el comedor con los clasificados en la mano, levanté el teléfono, marqué el número y me atendió “Yasmín”:
- (Voz sensual) ¿Hola?
- Hola, ¿Yasmín?
- Si, papito… ¿Qué puedo hacer por vos?
- ¿Por mí? Nada… es para mi papá…
- Sí, claro para tu papá…
- En serio, es para él…
- Si, si, bueno, no importa… ¿Qué quiere tu “papito”?
De bien que estábamos, lo veo a mi viejo que sale cagando para el patio y acto seguido, me engancha mi vieja, hablando con esta mina y con el diario marcado en la mano. “Soy boleta”, pensé y corté.
- ¡Pendejo de mierda! ¿Qué estás haciendo? ¡Te voy a matar! ¡Era para esto la plata que me pediste hoy, que zapatillas ni ocho cuartos! ¡Alberto! ¡Alberto, vení urgente!
Mi viejo apareció muy campante, haciéndose el boludo y preguntando “¿Qué pasa amor? ¿Por qué tantos gritos?" Mi vieja estaba indignada y mientras me daba con tres dedos en la cabeza a cada rato, explicaba desaforada ventilando los clasificados de un lado para el otro:
- ¡Mirá lo que está haciendo este pendejo, mirá! ¡Llamando a una loca de esas que salen en los clasificados de sexo! ¡Por Dios! ¡Que horror! ¡Decile algo, Alberto!
Mi viejo no tuvo otra opción (o al menos eso creyó él, porque ni se le cruzó por la cabeza desligarme de la culpa, todo lo contrario, se lavó las manos a lo Poncio Pilato) que la de cagarme a pedo como si fuera la última vez, para dejar contenta a mi mamá y para zafar sin dejar rastros de la situación. Yo me tuve que comer un garrón BIEN de ARRIBA, con el agravante de que me quitaron la plata destinada a las zapatillas y me sentenciaron a dos fines de semana sin salidas. Cómo son las cosas, no? Quince minutos antes, por esa cosa de “padre e hijo” yo le hice la gamba a mi viejo, pero cuando le tocó a él, la misma cosa de “padre e hijo” se le borró de la mente en un abrir y cerrar de ojos.
Moraleja: La cosa de “padre e hijo” no es razón suficiente para exponer el pellejo, porque los padres, a diferencia de los hijos, tienen una memoria muuuuuuuuuuy frágil.
jueves, 28 de abril de 2011
¿Qué nos pasó, man?
jueves, 31 de marzo de 2011
DEDICADO A MI ABUELA
NUESTROS ABUELOS
(MARTES 1 DE SEPTIEMBRE DE 2009)
Supongo que voy a tener varias anécdotas que contar en este tiempo, porque estar con los abuelos todos los días, puede ser muuuuuuuuy interesante. Algunas veces te queman la cabeza y te dan ganas de matarlos, otras te cagas de la risa y otras te arrepentís de no haber hecho ésto antes.
Nuestros viejitos son entre otras cosas, un montón de historias para contar. No al pedo tienen ochenta y pico de años y ponerlos a hablar de su pasado puede resultar muy entretenido, sobre todo si son buenos narradores, como es el caso de Gloria, mi abuela.
La vieja, es la hermana mayor de cinco hermanos y la única que todavía pisa tierra firme. Viuda dos veces y madre de dos hijas y un hijo (mi viejo), a quien perdimos hace 6 años. Ya con esos datos, podrán deducir que no ha tenido una vida fácil. Desde muy joven tuvo que pelearla sola, porque si bien estaba casada con el padre de sus hijos, mi abuelo, el viejo era bastante particular y esa es una historia que les voy a contar en otra oportunidad. A lo que quiero llegar ahora, es a contarles que a pesar de que las cosas a veces no resultaron como ella esperaba, la vieja siguió firme como un roble y se bancó las adversidades de la vida como una duquesa... siempre para adelante.
A mi me resulta muy difícil de entender como es que después de haber pasado por las cosas que pasó, está tan llena de ganas de vivir. Y lo digo realmente asombrada, porque creo que yo no me lo hubiera bancado de la misma manera. Hoy, y teniendo en cuenta de que me quejo por tantas pelotudeces, escuchar las historias de mi abuela me hace acordar a esas películas requetecontra dramáticas o al menos me hace sentir lo mismo que siento cuando las miro: son historias tan lejanas a la realidad que vivo, que me da la impresión de que son inventadas, de que no pudieron ocurrir de verdad, porque de ser así... ¿Cómo mierda se lo bancó???? Y llego a la humilde conclusión de que soy una maricona, una pendeja (cada vez más grandecita) que más de una vez se queja de lleno y que a diferencia de mi abuela, la vida no me ha cacheteado tanto. Las trompadas de la vida son las que te hacen apreciarla, porque empezas a comprender y a valorar los buenos momentos. Disfrutas lo que tenés que disfrutar y lloras lo que tenés que llorar, ni más ni menos. Problemas son los que tenés que resolver y no los que te esforzas por inventar; los que te sorprenden de verdad y te obligan a moverte; problemas son los que te llevan a límites insospechados y te empujan a salir adelante... Esa clase de problemas son los que hicieron de mi abuela, una mujer con ganas de seguir viva y un ejemplo a seguir.
Sepan disculpar mi fanatismo, pero esta mujer me parece una especie en extinción digna de ser aprendida, porque no hay día en el que una palabra de afecto o una broma, no le cambie el mal humor con el que se levantó; porque está dispuesta a recibir los cambios y aprende a convivir en paz con ellos; porque se esfuerza por estar siempre mejor; porque pocas cosas la han tirado a llorar en una cama días y días; porque te pinta la mejor cuando le pedís un consejo; y porque con 82 años, todavía sale a caminar sin rumbo alguno, solo por disfrutar del día y viaja 600 km al mes, en colectivo, para visitar a sus hijas.
(JUEVES 31 DE MARZO DEL 2011)
Buena suerte vieja. Desde aquí, un abrazo grande.
viernes, 11 de febrero de 2011
PONELE ONDA!!!!

