COLUMNA DE OPINIÓN (NOELIS, 68 AÑOS) 
"En respuesta a lo que escribió Lucas la semana pasada, quiero decir que yo sé quién es Valentín. Aún siendo una vieja de 68 años, sé que  Valentín
 es un producto del mercado que debe llamarse así en honor al 
oportunista que lo inventó y a quien una sarta de... “enamorados” le 
rinden culto económico en nombre del amor. Heceme el favor, querido... tal cual este señor lo debe 
haber planeado, todos los años una tropa desbocada sale a comprar desde 
chocolates hasta productos de los más costosos, para satisfacer las 
necesidades afectivas de sus parejas. ¿Podés creer? El amor tiene lugar a festejo una 
vez al año y bien gracias, el resto de los días son insignificantes, y 
la cotidianeidad, que es la que permite construir una dupla sólida, 
queda obsoleta. ¿Dónde se ha visto semejante pavada? Aquí 
señores, en este mundo. Sépanlo: el amor también es una mercancía que podemos 
obtener con dinero o en caso contrario, perderlo si no le destinamos un 
monto determinado en este día taaaaan “especial”, porque no es cuestión 
de arreglar la situación con una florcita robada de un jardín, eh?… Todo 
se mide en función de los regalos: mientras más invertimos, más amamos… aquí eso de “la intención es lo que cuenta” no corre. Tampoco 
vale obsequiar amor, ¡¡¡si al amor ya lo tenemos!!! ¿Para qué queremos más 
amor? Si lo que nos hace falta es un anillo, o un vestido, o un collar, o
 un celular, o un auto… ¡¡¡Salí de acá con el amor!!! Si no me lo puedo poner, ni me deja ningún beneficio que se pueda mostrar.
Valentín
 es un producto del mercado que debe llamarse así en honor al 
oportunista que lo inventó y a quien una sarta de... “enamorados” le 
rinden culto económico en nombre del amor. Heceme el favor, querido... tal cual este señor lo debe 
haber planeado, todos los años una tropa desbocada sale a comprar desde 
chocolates hasta productos de los más costosos, para satisfacer las 
necesidades afectivas de sus parejas. ¿Podés creer? El amor tiene lugar a festejo una 
vez al año y bien gracias, el resto de los días son insignificantes, y 
la cotidianeidad, que es la que permite construir una dupla sólida, 
queda obsoleta. ¿Dónde se ha visto semejante pavada? Aquí 
señores, en este mundo. Sépanlo: el amor también es una mercancía que podemos 
obtener con dinero o en caso contrario, perderlo si no le destinamos un 
monto determinado en este día taaaaan “especial”, porque no es cuestión 
de arreglar la situación con una florcita robada de un jardín, eh?… Todo 
se mide en función de los regalos: mientras más invertimos, más amamos… aquí eso de “la intención es lo que cuenta” no corre. Tampoco 
vale obsequiar amor, ¡¡¡si al amor ya lo tenemos!!! ¿Para qué queremos más 
amor? Si lo que nos hace falta es un anillo, o un vestido, o un collar, o
 un celular, o un auto… ¡¡¡Salí de acá con el amor!!! Si no me lo puedo poner, ni me deja ningún beneficio que se pueda mostrar. 
 Valentín
 es un producto del mercado que debe llamarse así en honor al 
oportunista que lo inventó y a quien una sarta de... “enamorados” le 
rinden culto económico en nombre del amor. Heceme el favor, querido... tal cual este señor lo debe 
haber planeado, todos los años una tropa desbocada sale a comprar desde 
chocolates hasta productos de los más costosos, para satisfacer las 
necesidades afectivas de sus parejas. ¿Podés creer? El amor tiene lugar a festejo una 
vez al año y bien gracias, el resto de los días son insignificantes, y 
la cotidianeidad, que es la que permite construir una dupla sólida, 
queda obsoleta. ¿Dónde se ha visto semejante pavada? Aquí 
señores, en este mundo. Sépanlo: el amor también es una mercancía que podemos 
obtener con dinero o en caso contrario, perderlo si no le destinamos un 
monto determinado en este día taaaaan “especial”, porque no es cuestión 
de arreglar la situación con una florcita robada de un jardín, eh?… Todo 
se mide en función de los regalos: mientras más invertimos, más amamos… aquí eso de “la intención es lo que cuenta” no corre. Tampoco 
vale obsequiar amor, ¡¡¡si al amor ya lo tenemos!!! ¿Para qué queremos más 
amor? Si lo que nos hace falta es un anillo, o un vestido, o un collar, o
 un celular, o un auto… ¡¡¡Salí de acá con el amor!!! Si no me lo puedo poner, ni me deja ningún beneficio que se pueda mostrar.
Valentín
 es un producto del mercado que debe llamarse así en honor al 
oportunista que lo inventó y a quien una sarta de... “enamorados” le 
rinden culto económico en nombre del amor. Heceme el favor, querido... tal cual este señor lo debe 
haber planeado, todos los años una tropa desbocada sale a comprar desde 
chocolates hasta productos de los más costosos, para satisfacer las 
necesidades afectivas de sus parejas. ¿Podés creer? El amor tiene lugar a festejo una 
vez al año y bien gracias, el resto de los días son insignificantes, y 
la cotidianeidad, que es la que permite construir una dupla sólida, 
queda obsoleta. ¿Dónde se ha visto semejante pavada? Aquí 
señores, en este mundo. Sépanlo: el amor también es una mercancía que podemos 
obtener con dinero o en caso contrario, perderlo si no le destinamos un 
monto determinado en este día taaaaan “especial”, porque no es cuestión 
de arreglar la situación con una florcita robada de un jardín, eh?… Todo 
se mide en función de los regalos: mientras más invertimos, más amamos… aquí eso de “la intención es lo que cuenta” no corre. Tampoco 
vale obsequiar amor, ¡¡¡si al amor ya lo tenemos!!! ¿Para qué queremos más 
amor? Si lo que nos hace falta es un anillo, o un vestido, o un collar, o
 un celular, o un auto… ¡¡¡Salí de acá con el amor!!! Si no me lo puedo poner, ni me deja ningún beneficio que se pueda mostrar. 
Ahora... ¿No les 
parece que se han desvirtuado un poquito las cosas? Esto es como los que se 
casan y se preocupan más por la fiesta que por la unión de por vida; 
además, el estrés de que todo salga bien es tan grande que los novios no ven las 
horas de que pase de una buena vez, porque las novias están histéricas. 
El amor no se llama San 
Valentín se llama amor y punto. En el último de los casos lleva el 
nombre de la persona que elegimos tener al lado, en la que depositamos 
nuestro afecto, y no se festeja el 14 de febrero, se festeja cuando se 
lo merece y también se padece. ¿O creen que todo es 
rosa? ¡De ninguna manera! Hay momentos en los que pensar en un festejo 
agobia más que una crisis, hay momentos en lo que no se puede festejar 
porque no hay ganas de hacerlo, sea 14 de febrero o 2 de otoño. Basta de
 querer hacer una réplica de las novelas con nuestras vidas, esos amores
 no existen, no tienen lugar en la realidad y por eso están donde están:
 en la tele, en un mundo de fantasía. Los amores que conviven con 
nosotros, los tangibles, los reales, son aún mejores que los novelescos.
 ¿Por qué? Porque sobreviven a pesar de no ser rosados, porque no son 
“ideales” y siguen teniendo vigencia, porque van más allá de un festejo o
 un regalo, porque siguen en pie con lo bueno y con lo malo, esos son 
amores de verdad. Basta de aspirar a cuentos de hadas en los que las 
cosas salen siempre bien, el amor se hace fuerte con lo bello y con lo 
que no lo es tanto... si todo fuera fácil, lo construido sería débil, 
efímero y aburrido. ¿Cómo reconocer la alegría si nunca hemos sentido la tristeza? Las victorias tienen un sabor especial cuando nos ha 
costado conseguirlas. Hay que hacerse amigo de la cotidianeidad y no 
sentirla como un enemigo, porque si nos aburrimos o si nos dejamos de querer,
 no es culpa de ella sino de nosotros como pareja. Habrá momentos de 
éxtasis ilimitado y de llanura pampeana, también… eso es el amor, elegir a
 alguien como viene de fábrica, sin necesidad de resignarnos a eso, solo
 aceptando que nos hemos enamorado del combo y quizás al cambiarlo, ya 
no nos guste tanto… he dicho".
NOELIS, ARCHIVO: 14/02/09 
 
 
Yo opino como tu... san valetin es un dia comercial para el mercado. El amor hay que celebrarlo todos los dias (mas)
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